Las lentes para una conducción más relajada

Esto es lo que se conoce como nictalopía o "ceguera nocturna", una dolencia que obliga a muchas personas a evitar conducir con poca luz y por la noche, ya que conducir en la oscuridad, al atardecer o en situaciones de poca luz, p. ej., a causa de la lluvia, la niebla y la nieve, enfrenta a nuestros ojos a unos desafíos totalmente distintos. Nuestra pupilas están dilatadas, por lo que tenemos una visión menos nítida que con las pupilas contraídas durante el día. Una de las consecuencias típicas es que los usuarios tienen más dificultades para calcular distancias, algo que les genera inseguridad y estrés.

Esto significa que necesitamos lentes para conducir que nos ayuden a valorar mejor las distancias cuando hay poca luz.

Al conducir a mucha gente le molestan los deslumbramientos provocados por las luces delanteras de los vehículos que se acercan, por los semáforos o por los reflejos. Se da este caso sobre todo al conducir al atardecer o por la noche cuando las pupilas están dilatadas. Tanto los estudios de mercado como las evidencias científicas indican que los deslumbramientos que se perciben durante el tráfico están asociados a la tecnología moderna de iluminación de vehículos, en particular a las fuentes luminosas LED y xenón HID. Por eso cobra tanta importancia contar con una protección antideslumbramiento adecuada para aumentar la sensación de comodidad y seguridad al volante. ZEISS ha examinado el modo en que los conductores reaccionan ante los diferentes tipos de deslumbramientos y cómo los tratamientos de las lentes podrían solucionar sus problemas.

Mediciones llevadas a cabo por el instituto FKFS* en nombre de ZEISS revelan que dedicamos una media del 97% del tiempo total de conducción a mirar a lo lejos. Se trata efectivamente de un porcentaje muy elevado. No obstante, nuestros ojos también deben realizar otras tareas: tienen que moverse rápidamente y con frecuencia para mirar a lo lejos y alternar con el cuadro de mandos, el espejo retrovisor y los espejos laterales. Los conductores jóvenes no suelen tener ningún problema, pero de los 35-40 años en adelante, nuestros ojos no son capaces de adaptarse o "acomodarse", como dicen los expertos, a las diferentes distancias con tanta rapidez como cuando éramos jóvenes. Necesitamos lentes especiales, p. ej. progresivas, para superar este obstáculo. A la hora de conducir, las zonas de visión intermedia y lejana de las lentes progresivas deben ser lo suficientemente amplias como para permitirnos enfocar rápidamente cuando nuestros ojos se mueven entre la carretera y el cuadro de mandos con un mínimo movimiento de la cabeza. ZEISS ha sometido el comportamiento de los ojos durante la conducción a un análisis detallado*.